Suspendida
Ella se ha vestido como para una ocasión especial, está a media luz y el reloj marca las 11: 09 pm, se escucha una canción de salsa que viene de su celular y ella sentada saborea el licor que contiene un vaso con hielo, mientras tararea la canción. Sonríe y se dice a sí misma, que desperdicio de noche.
Se escucha un suave traquido que la despierta, mira la hora 3: 09 am, enciende la luz de la lámpara de noche y con el mayor cuidado se va hasta la puerta, despacio se agacha y queda perpleja al ver los zapatos de un hombre parado junto a su puerta, horrorizada hace un movimiento que tumba una botella de licor vacía, espantada no sabe que hacer, piensa un momento y vuelve a mirar bajo la puerta y ve como el hombre camina hasta entrar al apartamento del frente…
… La respiración esta agitada por el ejercicio, la rutina diaria continua, el baño, los cereales, la siesta, la música en la noche en medio de algunos tragos.
Un día autorizada bajo la norma, con la obligatoria mascarilla y un pequeño frasco de gel antibacterial en su bolsillo, salió a comprar algunos víveres, había perdido la cuenta de los días que había pasado encerrada sin sentir el sol calentar su cuerpo, ni la brisa del viento mover sus cabellos, pero el deleite de ese momento era fugaz.
Raras veces se había topado con alguien en el ascensor debido a sus madrugadas, rutinas y sus clases en la Universidad, además de los desolados amaneceres cuando regresaba de las acostumbradas fiestas. Sus vecinos de pisos superiores e inferiores pasaban en el anonimato para ella, sus relaciones sociales en la edificación eran nulas.