Suspendida

… y la mosca cayo en la telaraña, por más que luchó por escapar no lo consiguió, cansada de aletear se fue quedando inmóvil, entonces Ella llegó y como quien prepara las viandas para más tarde, con movimientos exactos, la fue envolviendo y el fino hilo la convirtió en una pequeña bolsa que quedó suspendida en la temblorosa red.

Nefasto el día y la hora en que lo anunciaron, lo que al principio le parecía algo tan lejano y poco probable sucedió, le cayó como un balde de agua fría, como una bofetada que sacude lo más profundo del ser y anticipa el escenario que era tan improbable unos días atrás, no le era fácil asimilarlo y digerirlo, pero así fue.

Es un complot del estado para someternos, recordaba que decían algunos compañeros de su clase en la Universidad, es una provocación China para las demás potencias mundiales, decían otros, es como un castigo divino que se veía venir, es la advertencia que hace la naturaleza al hombre por su intromisión y destrucción al medio ambiente, exclamaban los demás.

Lo cierto del asunto es que ahí estaba… confinada en su pequeño espacio, contra su voluntad y sus deseos de continuar viviendo la vida, con la supuesta normalidad con la que hasta entonces la había vivido. Atrás quedaban las acaloradas rutinas matutinas del gimnasio, las visitas frecuentes para lucir su figura por los pasillos de los centros comerciales, las fiestas nocturnas de dulces y coloridos cocteles y las conquistas furtivas de cada ocasión.

Lo que no calculaba era que el diminuto apartamento, rentado en el séptimo piso de ese medio ocupado edificio y con escándalos por problemas estructurales en la construcción, que antes solo era el refugio de horas pasajeras, seria la morada obligada de los próximos meses, se decidió al alquiler de éste, porque el giro que recibía mensualmente para sus estudios no le permitía tener margen de gastos extras y ella estaba acostumbrada a sus rutinas.

Se rumoraba que muchos de los propietarios, habían dejado sus apartamentos por temor a las fallas o como medida de presión para recuperar su inversión con los constructores y la mayoría de los que lo habitaban más que por osadía, lo hacían como última solución a algún problema de vivienda.

El pequeño recinto contaba con una sala separada de la cocina por una barra que hacia las veces de comedor y de bar, contiguo un pequeño espacio de lavado y secado de ropas, un baño y un estrecho cuarto de alcoba donde tenía un colchón en el piso y una mesita de noche, solo contaba con dos pequeñas ventanas ubicadas una en el baño y otra en la cocina, más como respiradero o ventilación que cualquier otro privilegio panorámico, el resto… solo la puerta de acceso que daba al poco iluminado pasillo, en el medio la puerta del ascensor y la puerta del apartamento directamente al frente, a unos diez metros del suyo.

 

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