El Espejo Revelador

Después de cada ejercicio se realizaba una evaluación compartida. En este caso se hizo un análisis sobre la confianza y la hostilidad que nos pudo generar el ejercicio. En general los y las participantes disfrutaron y pudieron poner en escena un atisbo de su escultura.

Se creó una atmosfera propicia, y después de soltarnos y conocernos un poco mejor, vino el proceso final del que narro un caso en particular.  

Con acuerdos preestablecidos se deja entre ver que los y las participantes sólo querían una silueta sin detalles de sus rostros, que ellos eligieran un color que los identificara a cada uno y quizá diera rasgos de su personalidad, que las posturas de cada uno fueran respetadas.

El mural debería llevar los nombres de todos y finalizar con una reflexión sobre el proceso y logro del proyecto como tal.

Construcción artística.

Dispongo de un muro en un espacio cerrado, ubicado dentro de una sala de reuniones para la realización de un mural de forma individual y colectiva.

Luego doy inicio a pintar las siluetas de cada uno de los participantes, cada noche.

En un acto de respeto por la creación, sugiero la búsqueda de su propia forma de verse reflejado en la pared, haciendo uso de su cuerpo como medio y como fin del proceso artístico, recreando una atmosfera cálida con la proyección de una lámpara que deja entrever la sombra del participante o la participante.

¡Se da una única pauta!: recuerda que tu cuerpo es un espejo revelador.

 A modo de reflexión cada persona decide lo que de su cuerpo quiere enseñar y como lo quiere mostrar.

La artista con un carboncillo y de forma rápida, repasa con líneas marcadas sobre el muro la imagen que el modelo posa y proyecta de si en el muro, recorriendo la geografía de su cuerpo proyectado sobre la pared, deja un dibujo estampado. Luego se le pregunta al modelo: ¿de qué color quiere ser visualizado en el mural?